11/08/2011 | Así es, por primera vez toda una jornada de finales es enteramente definida por penales.
Y es realmente que el destino quiso que así fuera, ya que en todos los partidos pudo haber un ganador durante el partido, y sin embargo, como si una fuerza mayor hubiese querido que la emoción sea igual en todos las finales, la definición de cada una de ellas fue a través de este singular modo de determinar el ganador de un partido: la ejecución de tiros penales.
En la primer final por el PlayOff C los chicos de Deportivo lo que hay ganaban cómodamente 3 a 0 con golazo incluído de Rami Valdemoros.
Sin embargo, quizás por medio de esta fuerza mayor antes mencionada, o tal vez simplemente por azar, faltando escasos minutos para finalizar el encuentro los muchachos de Doping + lograron empatar el marcador por medio de una versión más italiana de los hermanos Korioto, los hermanos Ghilardi.
Con la confianza por las nubes, ganar los penales fue un simple trámite.
Ya en la final por el PlayOff B la historia parecía otra. Los chicos de La bola en la ingle superaban a su rival Américo Gallardo y faltando pocos minutos para finalizar el partido Gallardo tendría un penal a favor para igual el encuentro.
Penal que el arquero de la bola se encargaría de atajar y que el árbitro del partido se encargaría de invalidar, injustamente quizás, cuestión al fin que el penal se ejecutó una segunda vez, y por segunda vez en el día también la final se definió con penales.
Con Mariano Rigato de arquero, ganar los penales fue un simple trámite.
Unas horas más tarde, ni Manso Equipo ni Friulano F. C. podrían convertir el gol de oro que les evitara la angustia de definir otra final más con penales.
Y así, en esa tarde de finales el protagonista no fue otro que los tiros por penales...